Monday, April 18, 2011

Reseña de After Dark de Murakami

Haruki Murakami (Kioto, 1949) es el autor japonés más reconocido de la actualidad. Su obra, merecedora de numerosos premios, ha cautivado a millones de lectores en todo el mundo. Así reza la contratapa de su penúltimo libro: After Dark (2004).

Luego de saltar a la fama internacional con Tokyo Blues (1987) y de dar una nota alta con Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1995), el japonés nos regala una novela bastante ligera, tanto en contenido como en extensión (se puede leer en 3 horas).

La historia va de un par de hermanas diferentes como el agua y el aceite. Eri y Mari. Mari por alguna razón huye (tema recurrente en Murakami) de algo difícil de percibir. Intentará pasar toda la noche en un restaurante 24 hrs. de un agitado barrio tokiota. A Eri no le va mejor y permanece bajo un sueño profundo del que no puede salir. Mari conocerá durante el transcurso de la madrugada a personajes extraños como el músico Takahashi, la ruda Kaoru o hasta una prostituta japonesa golpeada por un hombre que de alguna manera representa una amenaza para las hermanas sin que lleguemos nunca a saber bien porqué.

Como decía, se repiten aquí fórmulas bastante usadas por el japonés, como los temas de la huída y de la alienación y la crisis de identidad adolescentes. Título musical, diálogos sencillos, gatos, situaciones fantásticas y por supuesto jazz también salpican la obra con mayor o menor efectividad. Un apunte interesante, es la referencia metafórica al fenómeno de los hikikomori como problemática del Japón actual.

Fuera de estos elementos, la novela carece de la originalidad y creatividad de sus predecesoras. Una historia cortada en capítulos pequeños que avanzan en tiempo real (un reloj al inicio de cada uno nos marca la hora) y que no termina nunca de tomar forma. Una narración que por momentos se convierte en cámara de cine: “Nuestra mirada escoge una zona donde se concentra la luz, enfoca aquel punto. Empezamos a descender despacio hacia allí”, en algunos otros toma tintes teatrales con párrafos completos que parecen acotaciones y diálogos largos marcados por los dos puntos, y finalmente con un curioso narrador que nos explica las reglas del juego: “Estamos en la habitación de Eri Asai, pero recuerden no podemos intervenir.”

After Dark a fin de cuentas no pretende encontrar el hilo negro de la literatura. Su único propósito es entretener con un producto que llame la atención del público masivo y en ese sentido logra su objetivo. Es una novela que al otro día bien se puede olvidar. Sin embargo, debo confesar que soy aficionado a las referencias culturales en los libros y me encanta la idea de Murakami de prácticamente dotar de un soundtrack a sus creaciones, y esto es lo que me pareció más interesante de ésta:

Curtis Fuller – Five spot after dark
Burt Bacharach – April fools
Martin Denny – More
Ben Webster – My ideal
Duke Ellington – Sophisticated lady
Hall & Oates – I can’t go for that
Ivo Pogorelich – Suites inglesas de Bach
Sonny Rollins – Sonnymoon for two
Shikao Suga – Bakudan Jusu

2 comments:

  1. apenas comenzare próximamente con "Tokio Blues" por recomendación tuya. No entendí bien lo del dotar de soundtrack el libro?

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  2. Me refiero a que Murakami hace que la música se vuelva parte esencial de la narración, utilizando música altamente referenciable como por ejemplo decir: "Estabamos a solas en su casa, en su cama, sonaba la canción de Careless Whisper"

    Espero haberme explicado jeje ;-)

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