Sunday, January 30, 2011

Páginas desiertas: Reseña de Ciudades desiertas de José Agustín.

Jose Agustín tiene un artículo más bien parco en wikipedia, y al terminar de leer Ciudades desiertas (1984) creo entender porqué.

Ciudades desiertas es un relato que explora las relaciones de pareja, iniciándose cuando Susana recibe una oferta para participar en un Programa de escritores en algún pueblito remoto en el norte de Estados Unidos. No se lo piensa dos veces y se va sin más, sin avisar a su esposo ni a su familia ni a nadie.

Eligio es el esposo. Un actor de poca monta casado con una escritora de poca monta. Como su esposa se fue sin avisarle, él tomará el primer avión al pueblito estadounidense para buscar a su mujer, sólo para encontrarse con que ésta se ha acostado con un polaco que no habla.

Eligio hará alarde de su machismo, tendrá sus escenas con Susana y ambos se enfrentarán a sí mismos en un intento por entender su relación y los detalles de cada quien que la mantienen a flote.

Reflexión sobre los ciclos de una relación amorosa, la búsqueda de identidad y la negación. Hasta ahí bien. Lo malo es que la prosa de José Agustín no es tan “ágil” aunque si es bastante más “desenfada” que lo que nos lleva a pensar el texto de la contraportada. Incluso es de esas novelas que nunca parecen arrancar y que ni siquiera tienen un sólido conflicto.

No se espere aquí encontrar reflexiones demasiado profundas acerca de las relaciones humanas ni una tensión acechante para mantener en vilo al lector.  Se podría más bien decir que es el relato de una relación tormentosa entre dos chilangos. Eso es otra cosa: Fiel a su literatura de onda, Agustín abusa de los regionalismos y barbarismos y pone en boca de Eligio unos “me la pelas” y “su chingada madre” que en nada enriquecen el texto. Así como de un personaje en algún momento se dice que es la gringuez, así podríamos decir que Eligio es un buen representante de eso que yo entiendo como la chilanguez.

Por último, lo que quizás en su tiempo pudo ser una crítica mordaz al sistema capitalista estadounidense, para nuestro tiempo y lugar parece ser más bien una intrascendente observación de algo que ya no tiene nada de particular: Estados Unidos ya no es el único país donde la gente tiene cuentas de banco, toma mucho refresco y tira a la basura lo que no le sirve cayendo presa del consumismo. Parece que estas observaciones como críticas al vecino país norteño se volvieron anacrónicas hace mucho tiempo, quizás incluso desde que fue redactado el libro.

Yo creo que definitivamente lo que más disfruté de Ciudades desiertas fue el olor de las páginas al hojear el libro.

1 comment: